“Sin
comunicación no hay negociación”
“Todos tenemos una enorme necesidad de ser
comprendidos.
Escucha a tu oponente”.
William Ury
Existen palabras que cuando se escucha, están causan algo dentro del corazón, la mente y el cuerpo, las reacciones dependen de las circunstancias donde, se enseña ya sea para corregir o para enseñar, el aprendizaje de la vida, algunas marcaron de una forma u otra en la vida adulta y así se va asociando con todo entorno y existir, el autor del libro expresa “las palabras evocan en nosotros emociones”.
Se
debe hacer una introspección o inspección interna, esta es el
conocimiento que el sujeto, tiene de sus propios estados mentales, es la
condición previa para conseguir la interrupción del automatismo, de la
indignación y hacer una nueva valoración con el fin de visualizar en que momento, se causo un
marcaje o pietaje, para hacer pausa y no hacer explotar una emoción, no
adecuada en el momento de desarrollar nuestra identidad gerencial.
Los
conflictos, cumplen una gran función social y muy efectiva al igual que el
consenso estas dos palabras unidas, como el ojo que posee los lentes cóncavo y
convexo, con ópticas diferentes donde debe prevalecer un buen resultado, los
matemáticos aplican las fórmulas de estos lentes y se obtienen una mejor
visión, pues así es el conflicto y el consenso.
Lo
positivo del conflicto es que el motor de cambio y se construyen historias
según Carl Marx, en sus estudios el conflicto, es el motor de la historia de la
humanidad y siempre a su lado el consenso, lo negativo es la ruptura.
El
consenso, es para llegar a la tranquilidad y al equilibrio de las partes en
conflicto, todas estas palabras como usted, las quiera ver o escuchar en el
transcurso del aprendizaje, entran otras características que son: el tono y la
intensidad como se dicen o se expresan en un ambiente determinado.
Los
gerentes, tienen que ser cuidadosos en las negociaciones, pues hay que
controlar, desde todo punto de vista las emociones, aunque si el negociador es
perspectivo, este puede jugar con las palabras, el tono y la intensidad,
resolverá de manera inmediata o destruye un conflicto y lo convierte en peor,
para buscar una mejor solución y puede hasta destruir personas con solo una
palabra.
Entre
el conflicto y el consenso
En
muchas organizaciones la palabra conflicto, se evita por considerar que es una
palabra excesivamente fuerte y se minimiza la situación problemática usando
otros sustantivos, tales como diferencias, desacuerdos, desencuentros, entre
otros. Los ejecutivos tienden a pensar que si tienen conflictos, su gestión no
es buena, como ya habíamos advertido, la pregunta pertinente es: ¿están en lo
cierto? y la respuesta adecuada es que solo en parte, no hay duda de que hay
personas que tienen mayores habilidades sociales otras, no hay duda de que a ciertas
personas se califican conflictivas, en
vista a que siempre se encuentran de conflicto en conflictos, teniendo en
muchas ocasiones razón de estarlos y otras veces lo hacen como para demostrar
que poseen poder dentro de la organización, lo cierto es que todas las personas
hemos vivido conflictos, aunque su definición científica no sea muy clara.
De
que nos sirve estar en conflicto:
Los
conflictos y el consenso tienen alguna función social, y la tienen, cualquier
tipo de conflicto, consume recursos personales, si el conflicto es muy intenso,
puede bloquear aspectos muy importantes de la vida, y si es de larga duración,
o nos acomodamos a la situación o nos agota, siendo la consecuencia del
planteamiento que los períodos de conflictos y consenso se alternan en el
tiempo, adecuando nuestras respuestas a los mismos, de ahí la importancia de
reconocer las consecuencias, que dejaran si no afrontamos adecuadamente la situación, en el conflicto
para tomar o dar el consenso adecuado y la posterior conducta, ya que la
dinámica conflicto versus consenso, se
lleva incorporada en desde el nacimiento, transportando a estar en una
constante dinámica de estabilidad y cambio, que se manifiestan en nuestra
relación social, laboral, familiar.
Se tiene un estilo, una manera más o menos
permanente de hacer frente a los problemas, es una tendencia que se ha generado
a partir de nuestra experiencia en la vida, el estilo o tendencia aparece,
cuando se pone, en tensión dos aspectos vitales de la interacción social, como
son los procesos de competición y cooperación, siendo la pregunta: “entre mis intereses y los intereses de los
demás”, si entran en conflicto, ¿Qué priorizo?, la clave es saber valorar
la intensidad de uno u otro factor Competir-cooperar.
La
persona que actúa desde la competición,
se mantiene firme y poco cooperativa con el otro, cada cesión que hace la vive
como una pérdida, trata de ganar siempre, para esa persona, lo principal es
conseguir sus objetivos.
La
persona que actúa desde la acomodación
es maleable, prefiere siempre la cooperación, tiende a pasar por alto sus propios intereses y preocupaciones para dar
satisfacción a los demás, su lema es que lo importante es la buena relación.
El tercer estilo, combina la baja competitividad con la baja
intensidad cooperativa, da como resultado el estilo de evitación, su lema central es que hay que huir de los conflictos,
postergar es una estrategia, muy usada por los seguidores de este estilo, lo
importante para estas personas es ser molestadas lo menos posible y pasar
desapercibidas.
El
estilo de colaboración, es a la vez
firme en sus deseos e intereses y cooperador, esta persona es capaz de
encontrar soluciones inteligentes, a los conflictos y se esfuerza en que así
sea, el desacuerdo para quienes tienen esta forma de actuar es sólo una
oportunidad para negociar intensamente soluciones, conseguir objetivos mutuos y
mantener la buena relación es su mayor deseo.
El
estilo de compromiso, tiende a
resultar altamente efectivo, las personas que lo practican, mantienen un buen
nivel de defensa de sus propios intereses y objetivos, estos comprenden
perfectamente los intereses, de los demás, desean también mantener una buena
relación, si es posible , pero nunca al coste de una pérdida total de sus
propios objetivos.
Hallar el punto medio de algo es su regla de oro, estas tendencias
personales al resolver conflictos, fruto de los aprendizajes en la vida, pueden
dar pautas de actuación ante situaciones concretas, que permitan obtener
beneficios individuales y colectivos para garantizar aprovechar las
oportunidades, que presentan los
conflictos que se desarrollan a lo largo de su permanencia en el tiempo,
decidiendo racionalmente que estilo de afrontamiento de conflictos utilizaremos
ante la presencia de ellos.
Conclusión
Relacionando
la lectura; entre el conflicto y el consenso y el video de William Ury, “Mas allá de un No”, Profesor de resolución de conflictos en la
Universidad de Harvard, donde de una manera muy explicita manifiesta y
recomienda estrategias, para resolver y obtener beneficios en una negociación
exitosa, manejando herramientas o hábitos, que permitan ser eficiente en el
difícil, campo propone que el negociador,
debe ser suave en sus relaciones con las personas y duro con el problema,
debido a que es este el perturbador en las relaciones de los miembros de la
organización en conflicto, para
analizar, proponer opciones y alternativas para la mejor solución del conflicto,
a las partes involucradas en el, sin olvidar que los seres humanos, tienen dos
emociones fundamentales: el apego y la aversión, que toma en cuenta en la propuesta Ury,
Se tiene que expresar que al hablar la mayoría de las veces se apega, a una posición o al deseo de
satisfacer necesidades propias y al miedo de perder lo que ya se tiene, que
hace menos tolerante y malos negociantes, que hacen tomar malas decisiones o
decisiones equivocadas, que nos impide construir puentes, en pro de soluciones
integrales, para las partes en conflicto.
El
apego en el budismo, se maneja a través del concepto de poder tomar distancia
de las emociones para ver claramente entre un sujeto, el objeto y la acción no
hay diferencia, sino que es parte de la misma totalidad; en cuanto la aversión,
es fácil relacionarlo con el miedo, de alguna manera es la base de las dos
siguientes fases planteadas por Ury.
Por lo que tratar de ver o entender que está
detrás de esa falta de aceptación de las propuestas o no comprender las
necesidades, planteadas entre las partes, genera inmediatamente conflictos y
aversión a las posturas, propuestas y posiciones.
Volver
todo al terreno de la atención y de las necesidades a cubrir más allá de las
posiciones, ciertamente permite un mejor desarrollo de iniciativas que permitan
solucionar y negociar mejor las posiciones en conflicto.
En
referencia a los siete elementos, del método de negociación de Harvard, se
concluye que un buen negociador, posea y practique constantemente las siguientes
aptitudes:
·
Piensa rápido y claro, se expresa con
facilidad, capacidad de análisis y síntesis, tiene gran capacidad de empatía,
se centra en los aspectos objetivos.
·
Buen humor, es paciente, sabe
controlarse, tiene tacto y es impersonal, siendo importante para el negociador
comprender que los intereses son la materia prima de la negociación, generando
alternativas para unir los intereses personales de los involucrados en el
conflicto, en el interés del grupo para beneficio de la organización, logrando
el compromiso de ambos para alcanzarlos, rechazando los intereses que no son
comunes u opuestos a las partes.
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